La rosácea es una afección crónica de la piel que afecta principalmente al rostro, causando enrojecimiento, vasos sanguíneos visibles y, en algunos casos, lesiones similares al acné. Esta condición puede afectar la autoestima y la calidad de vida si no se maneja adecuadamente. A continuación, exploramos sus causas, síntomas y las mejores opciones de tratamiento.
¿Qué es la rosácea?
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente la piel de la cara. Se caracteriza por períodos de exacerbación y remisión, y se presenta con enrojecimiento persistente, rubor fácil, pequeños vasos sanguíneos visibles (telangiectasias) y, en algunos casos, pústulas o pápulas inflamatorias.
Existen varios subtipos de rosácea, siendo los más comunes:
- Eritemato-telangiectásica: Enrojecimiento persistente y vasos visibles.
- Papulopustulosa: Similares a lesiones de acné.
- Fimatoso: Engrosamiento de la piel, especialmente en la nariz (rinofima).
- Ocular: Irritación y enrojecimiento en los ojos.
Aunque no es contagiosa, puede empeorar con ciertos factores ambientales o estilos de vida.
Causas y factores de riesgo
La causa exacta de la rosácea es desconocida, pero se asocia con factores genéticos, inmunológicos y ambientales.
Factores causantes y de riesgo:
- Hiperreactividad vascular: Respuesta exagerada de los vasos sanguíneos a estímulos.
- Factores genéticos: Más común en personas de piel clara de origen europeo.
- Sistema inmunológico: Posible papel del ácaro Demodex folliculorum.
- Desencadenantes comunes:
- Exposición al sol.
- Bebidas calientes y alcohol.
- Estrés emocional.
- Cambios extremos de temperatura.
Síntomas comunes
Los síntomas varían según el subtipo de rosácea, pero los más frecuentes incluyen:
- Enrojecimiento persistente en las mejillas, nariz, frente o barbilla.
- Rubor fácil y prolongado.
- Aparición de pápulas y pústulas inflamatorias.
- Telangiectasias (vasos visibles).
- Sensación de ardor o picazón.
- Engrosamiento de la piel en casos avanzados.
- Irritación y enrojecimiento ocular en casos de rosácea ocular.
Diagnóstico de la rosácea
El diagnóstico se realiza mediante un examen clínico, observando los patrones característicos de la piel y los síntomas reportados.
En casos complejos, el dermatólogo puede realizar:
- Exámenes cutáneos: Para descartar otras condiciones como acné o lupus.
- Evaluación ocular: En casos de rosácea ocular.
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Opciones de tratamiento y manejo
Aunque no existe una cura para la rosácea, su manejo se centra en controlar los síntomas y prevenir brotes. No olvide consultar con un especialista antes de realizar cualquier tipo de tratamiento.
Tratamientos tópicos:
- Metronidazol.
- Ácido azelaico.
- Ivermectina tópica.
Tratamientos orales:
- Antibióticos como doxiciclina para casos moderados a severos.
- Isotretinoína en casos graves y resistentes.
Terapias avanzadas:
- Láser o luz pulsada intensa para reducir vasos sanguíneos visibles.
Cuidados diarios:
- Usar protector solar diariamente.
- Evitar productos irritantes o fragancias.
- Hidratar la piel con productos no comedogénicos.