La piel también necesita respirar. Cuando los poros se obstruyen, la renovación celular se bloquea y los productos no penetran correctamente, la piel pierde su frescura y comienza a verse opaca, apagada y sin vida. A este fenómeno se le conoce como piel asfíctica.
En este artículo te explicamos qué es exactamente la piel asfíctica, por qué se produce, cómo reconocerla a simple vista y qué pasos puedes seguir para oxigenarla y devolverle su luminosidad natural.
¿Qué es la piel asfíctica?
La piel asfíctica es un estado cutáneo, no una enfermedad. Se caracteriza por una apariencia grisácea o amarillenta, textura irregular, poros obstruidos y falta de oxigenación superficial. No brilla, no luce saludable, y con frecuencia presenta comedones cerrados (puntos blancos), incluso sin tener acné activo.
Suele afectar a personas con piel grasa o mixta, aunque también puede presentarse en pieles secas que han sido sobretratadas con productos inadecuados.
Causas comunes de la piel asfíctica
Uso excesivo de productos oclusivos
Cremas muy densas, aceites minerales o cosméticos que obstruyen los poros dificultan la oxigenación natural de la piel.
Falta de limpieza adecuada
No retirar el maquillaje correctamente o no realizar una higiene profunda diaria puede provocar acumulación de sebo y células muertas.
Contaminación ambiental
La exposición diaria a humo, polvo o partículas contaminantes acelera el deterioro celular y contribuye al aspecto apagado.
Falta de exfoliación
Cuando no se eliminan las células muertas, la piel se vuelve opaca y los productos no penetran adecuadamente.
Estrés y fatiga crónica
El estilo de vida también influye: el cansancio, la mala alimentación y el estrés se reflejan directamente en la piel.
Tabaquismo
Fumar reduce la oxigenación de los tejidos y da lugar a una piel con aspecto grisáceo y envejecido prematuramente.
¿Cómo reconocer la piel asfíctica?
Puedes sospechar que tienes piel asfíctica si observas:
- Tono apagado, cetrino o grisáceo
- Textura irregular y falta de luminosidad
- Poros obstruidos o puntos blancos
- Falta de respuesta a cremas o tratamientos
- Acumulación de residuos a pesar de lavarte el rostro
- Piel que se siente pesada o sin frescura
Este tipo de piel suele “asfixiarse” por dentro, acumulando impurezas y toxinas que no se eliminan correctamente.
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¿Cómo tratar la piel asfíctica?
Recuperar la vitalidad de la piel asfíctica es posible con una rutina adecuada y productos no comedogénicos. Aquí te dejamos los pasos clave:
1. Limpieza profunda, pero suave
Lava tu rostro dos veces al día con un limpiador que elimine impurezas sin agredir la barrera cutánea. Evita jabones con sulfatos o limpiadores muy espumosos.
2. Exfoliación regular
Utiliza un exfoliante químico suave (como ácido láctico o ácido mandélico) una o dos veces por semana para eliminar células muertas y liberar los poros.
3. Hidratación ligera
Escoge productos con texturas en gel o loción, ricos en ingredientes como ácido hialurónico, niacinamida o pantenol.
4. Evita cosméticos oclusivos
Revisa las etiquetas y evita ingredientes como petrolatum, parafina líquida o siliconas pesadas si notas que empeoran tu piel.
5. Tratamientos oxigenantes
Mascarillas con ingredientes oxigenantes, extractos botánicos o carbón activo pueden ayudar a mejorar el tono y la textura.
6. Protección solar diaria
La exposición solar puede empeorar el tono apagado y favorecer la obstrucción de poros. Usa protector solar oil-free con acabado mate.
7. Cambios en el estilo de vida
Mejorar tu alimentación, dormir bien, reducir el estrés y evitar el tabaco son esenciales para que tu piel recupere su aspecto saludable.
¿Cuándo acudir al dermatólogo?
Consulta con un especialista si:
- Tu piel no mejora a pesar de seguir una buena rutina
- Tienes brotes de comedones o quistes frecuentes
- Notas cambios de color o textura inusuales
- Necesitas recomendaciones personalizadas de tratamiento
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