No todos los lunares son inofensivos. Algunos presentan características atípicas que los hacen diferentes del resto. Estos se conocen como lunares displásicos o nevus atípicos, y aunque no siempre implican un riesgo grave, sí requieren un seguimiento más riguroso que los lunares comunes, ya que tienen mayor probabilidad de evolucionar a un melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de piel.
En este artículo te explicamos qué son, cómo identificarlos y cuándo es necesario consultar a un dermatólogo.
¿Qué es un lunar displásico?
Un lunar displásico es un tipo de nevus benigno que presenta una apariencia irregular, tanto en su forma como en su color o tamaño. Aunque no es un melanoma, sí comparte ciertas características que pueden confundirse con este tipo de cáncer, y por ello requieren atención médica especializada.
Estos lunares pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, y suelen ser más frecuentes en personas con predisposición genética o antecedentes familiares de melanoma.
¿Cómo reconocer un lunar displásico?
Hay varias señales que pueden ayudarte a identificar un lunar displásico. Si bien sólo un dermatólogo puede confirmar el diagnóstico, es útil prestar atención a:
- Bordes irregulares o mal definidos
- Variación de colores dentro del mismo lunar (marrón, negro, rojizo)
- Forma asimétrica
- Diámetro mayor a 6 mm
- Cambios en el tamaño, forma o color a lo largo del tiempo
Muchos dermatólogos utilizan la regla del ABCDE para valorar los lunares sospechosos:
- A: Asimetría
- B: Bordes irregulares
- C: Color desigual
- D: Diámetro mayor de 6 mm
- E: Evolución o cambio
Si un lunar cumple varias de estas características, debe ser valorado por un especialista.
¿Quién tiene mayor riesgo de desarrollar lunares displásicos?
Algunas personas tienen un riesgo mayor de desarrollar este tipo de lunares, en especial:
- Quienes tienen muchos lunares (más de 50 en todo el cuerpo)
- Personas con antecedentes familiares de melanoma
- Personas con piel clara y sensibilidad al sol
- Quienes han tenido quemaduras solares frecuentes en la infancia o adolescencia
- Pacientes con antecedentes personales de melanoma
En estos casos, es fundamental realizar controles dermatológicos regulares y protegerse del sol adecuadamente.
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¿Los lunares displásicos son cáncer?
No. Los lunares displásicos son lesiones benignas, pero pueden ser precursoras de melanoma en un pequeño porcentaje de casos. Por eso, no deben ignorarse. La mayoría no evolucionan a cáncer, pero algunos sí pueden transformarse si no se controlan.
En ciertos casos, el dermatólogo puede decidir realizar una biopsia del lunar o eliminarlo por precaución, especialmente si presenta cambios o síntomas nuevos.
¿Cómo se diagnostica un lunar displásico?
El diagnóstico se realiza mediante examen clínico, habitualmente con una dermatoscopia, que permite al dermatólogo observar la estructura interna del lunar con mayor precisión. En algunos casos se utiliza fotografía digital para llevar un control en el tiempo.
Si el especialista observa signos de alarma, puede indicar una biopsia cutánea para descartar malignidad.
¿Cómo se realiza el seguimiento?
Dependiendo del número de lunares displásicos y del perfil de riesgo del paciente, el dermatólogo puede recomendar revisiones periódicas cada 6 a 12 meses.
En pacientes con muchos lunares o antecedentes familiares de melanoma, se puede realizar un mapeo corporal digital: un sistema fotográfico de alta resolución que permite comparar imágenes en cada visita.
¿Cuándo consultar a un dermatólogo?
Consulta si:
- Tienes un lunar que cambia de forma, tamaño o color
- Aparecen nuevos lunares con aspecto diferente al resto
- Sientes picor, sangrado o inflamación en un lunar
- Tienes antecedentes personales o familiares de melanoma
- Presentas más de 50 lunares o lunares de gran tamaño
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